Bonito, bonito. ¡ Qué bonito!
Estamos en los altos de los Tajos de Charilla. Este año deseamos no perdernos el espectáculo de los zumaques. Viajamos el día 31 Ramón López y yo. Tenemos un guía de excepción. Juan Antonio Hueltes, de la Asociación de Deportes Alternativos Los Zumaques, de Alcalá la Real.
Su relato se aleja de nuestros oídos. Sus sabias y conocedoras palabras se difuminan ante el cuadro que se nos ofrece abajo. Pasan a ser fondo de una figura que nos atrapa: La extensa mancha de zumaques. Prietos, disciplinados, dueños de su territorio, ajenos a los cultivos de los olivares próximos, se señorean. Es su momento. Es su necesaria transformación otoñal. Es su destino. Es la suerte de encarnar en sus ramificadas ramas un amplio colorido, dominado por las tonalidades rojizas. Es el momento de entregar sus frutos, dispuestos en un ramillete también rojizo.
Desconocemos cuántas conversaciones mantienen entre ellos. No las necesitan. La madre naturaleza les ha ordenado genéticamente para que a un tiempo ofrezcan su tonalidad de transformación. Desconocemos qué códigos utilizan en la comunicación con los humanos. Pensamos que son códigos secretos interpretados por los artistas, por los poetas, por los pintores. Por los creativos. Pero descubro, sin querer, que he pasado a conocer sus códigos humanoides. Momentos de sintonía, lujo para los sentidos. Momentos alimenticios, de plenitud. Momentos de dignificación de la persona, en los que afloran los sentimientos más nobles.
Y es esto lo que vamos a compartir. Ni más, ni menos.
Con Juan Antonio descubrimos la leyenda de la Señorita Rosa. Una cruz, anónima, que salta en nuestro camino se preña de contenido en esta leyenda. Sigue en su sitio el depósito de agua. Ahora descubrimos que data del siglo XVIII. Un pilar también anónimo, a la izquierda de nuestro recorrido. El Pilar de las tórtolas. La Ermita de San Marcos, arriba, al final de las casas blancas, humildes. Y la llegada a los Tajos de San Marcos. El antiguo basurero de Alcalá la Real.
Juan Antonio nos introduce en las características de este arbusto. Llamado Rhus coriaria. Recibe diversos nombres. Sumac significa polvo en Marruecos. Su nombre alude al hecho de curtir. Porque los zumaques se han utilizado para curtir los cueros. Este arbusto se ha llegado a cultivar para ser aprovechado en las tenerías, para curtir las pieles. Descubro que los zumaques son de la familia de las Anacardiaceas, igual que los pistachos, mangos, lentiscos y cornicabras. Cornicabras que podemos observar en algunos de nuestros ribazos, en concreto en el km 21 de la Vía Verde. Descubro que los romanos lo utilizaban en la cocina como acidulante, (igual que el vinagre), uso que persiste en Siria.
Nuestra ruta nos lleva a Charilla. Vamos a recorrer el conocido como Camino de Martos. También conocido como el Camino de Robledo. Las sierras nos acompañan. La Sierra del Trigo, 1662 m, con sus molinos gigantes; La Martina, 1555 m. en un espacio más próximo; La Sierra Rompezapatos, 1410 m. se dibuja en el fondo, acompañados por la denominada Hoya de Charilla. Valles de arroyos diversos, Guadalcotón, Robledo, Cabreras, acuden prestos a depositar sus aguas en el renombrado Río Sanjuán. Las torres vigías: Torre de Santa Ana, Charilla … nos informan de los sistemas de comunicación necesarios para controlar el territorio en la Edad Media. Los cortijos conservan estilos de vida apegados a la tierra. Sede de agricultores y ganaderos que han sabido explotar las posibilidades de esta sierra. Los cortijos del Zurreadero Bajo, La Nava, Retamalejos… permanecen como testigos de las andanzas de Tomás Gómez Villén, CENCERRO. Luis Miguel Sánchez Tostado en su reciente libro nos acerca la vida de este noble personaje, nacido y criado en Castillo de Locubín. Signo de una persona con evidentes ideales democráticos, coherente y luchador. Habitante de estos parajes desde el final de la guerra civil hasta el 17 de julio de 1947, fecha de su muerte en Valdepeñas de Jaén. Personaje generoso que nos confirma en la nobleza de mantener ideales y valores de justicia y solidaridad.
Ciriaco Castro Toro. Psicólogo Municipal. 2.11.2011.