“Zumaques en la niebla”
Apenas te dejaron ser zumaque, solo eras el pequeño brote de un esqueje de dos años con pocas hojas, pero con muchas ganas de seguir arrojando.Cierro los ojos y te puedo ver, pequeña, rubita, y con esa coletilla sobre tu diminuta cabecita, y sobre todo, esos ojos azules, maravillosos destellos de amor puro que llenaban a todo aquel que mirabas.
Así te quiero recordar, como el último día que te vi, cuando papá te llevaba al parque con tu hermanita Cristina.
Ahora, con tu marcha, los zumaques se han vuelto a quedar en la niebla, una niebla espesa de esas que no te deja apenas respirar, y sin respuestas a tantas preguntas:
¿Por qué se ha ido? No lo sabemos, pero tenemos que aprender que “cuando Dios habla, el mundo se queda en silencio”
Una vez pude leer en algún sitio, que “es bueno, cuando estamos atrapados en un duelo severo, agarrarse a la certeza de que lo que hay es una nube espesa, sin resquicios, que dentro de un tiempo puede convertirse en un cielo despejado, aunque ahora creamos firmemente que el conflicto que estamos viviendo es demasiado para nosotros.
Las cosas, a veces, no son como parecen.
“Yo tengo fe en un plan universal perfecto, aunque a veces me desespere porque me faltan argumentos”.
¿Para qué y por qué ha venido? Tampoco lo sabemos, pero se me ocurre una respuesta… ¡¡ A cambiar el mundo!! Sí, porque el mundo se cambia con actos radiantes de cavidad altruista como el que tú, pequeña, junto con tus padres habéis dado ejemplo.
Rafa, Manoli, Cristina estoy segura de que un día, cuando levante la niebla, dará paso a destellos de amor en estado puro y volveremos a ver zumaques con su variedad de tonos y en su mayor esplendor, mientras tanto lloraremos con vosotros, porque ya sabemos que “Los zumaques también lloran” aunque ya casi no nos queden lágrimas.
La Presidenta, en nombre de todos los socios de Zumaque